Pocos minutos después de haberme despedido y a pocas horas de mi partida me he armado de valor para trascribir una carta que mantiene tu recuerdo vivo cuando estas lejos para compartirlo con todos aquellos que como tu y yo han tenido un día perfecto.
"La tensión y ansiedad por incumplir una promesa y defender la congruencia entre mi decir y el hacer, despertó el día tempranamente. Después de casi hacer los rituales matutinos, emergí al fresco amanecer que despertó mis sentidos.
Ulteriormente de la brevísima travesía… Te encontré, una visión color sombra; combinación de concurrencias que nos convirtió en correspondientes compañeros de viaje. Comenzamos el itinerario con una parada fallida, no frustrando el recorrido decidimos continuar. A continuación nos advertimos envueltos en una efímera brisa de desconcierto para proseguir el recorrido, siendo después encaminados por ánimas casi irrelevantes para nuestra existencia. Continuamos, pasando por todas aquellas señas indicadas precedentes a nuestro destino, complementadas por evocaciones tuyas del lugar, que finalmente nos hicieron llegar a nuestra primera estación. En un ambiente casi desierto buscamos a los que serían tus compañeros de escenario y amigos en tu cotidianeidad. Al fin arribamos justo entre elocuencias, estridentes percusiones y un aliento que formulaba melosas eufonías; intranquilos perduramos hasta la llegada de su turno; conjunción de cuerdas y aliento que de vez en vez tropezaba con rebeldes notas. Concluyendo de manera diligente, departimos rapazmente entre galletas y refresco hasta desesperar ociosamente el momento en que coreografías de efebos estrógenos terminarían esa parada.
Con propósitos modificados y ánimos fastidiados nos dirigimos a la que antes fuera parada fallida y ahora era destino. Después del traslado, entre el castillo vagabundo y el aroma a comida casera transcurrieron los últimos minutos de la tarde haciendo cadáver el momento. Planeé partir -al menos en mi mente- rumbo a mi casa y finalmente me encontré en dirección al ensayo. Entre piezas inconclusas y tratando de seguir la lectura, en un día poco acertado para ti -debo agregar-, fueron los agentes exactos que conformaron el final de un día perfecto solo por la presencia de tú existencia."
LA CHIQUI 13/04/2008
29/12/08
5/12/08
Pa’ mi tapatía…
A cualquiera que lea estas líneas le prevengo; pues no encontrara en ellas consuelo o respuestas ya que solo obedecen a aquellos que han perdido como yo algo que tiene valor solo en el pensamiento, a aquellos que pueden darle vida a lo inanimado y comprenden el valor de los recuerdos.
Ahora, después de observar el perenne vaivén de incontables fantasmas pareces estar lista para decirnos adiós también a nosotros, que resultamos ser sin querer, los últimos testigos de tu incansable lucha; Rapaces sobrevivientes y carroñeros insaciables que entre rabietas y lamentos inútiles fuimos elegidos para entregarte al verdugo.
No se si fuiste la gran amante, mucho menos la burguesa, la excusa o el pretexto, no se siquiera si alguna vez debí llamarte mía; pero aquí estoy, sin conocerte, tratando de buscar las palabras para describirte a sabiendas que solo nos resta un instante y conservo de ti una imagen que se fragmenta con el tiempo.
Suspiros e ilusiones, risas, lágrimas y malos chistes, enlazados con anécdotas parecen formar tu tímida silueta en mi cabeza, te recuerdo entre neblina de cigarro y carcajadas aunque tú fueras tan seria y no fumaras un carajo; Casi puedo identificar tu risa al fondo de una nota nacida del alma suspendida en el silencio u oír tu reproche en cada nota errada, reconociendo las distracciones o el cansancio y tu olor a madera y oxido, sutil huella de tus días de gloria, mezcla de ficción, realidad, mitos y vagos recuerdos de aquellos que te conocieron como pinceladas que tímidamente dan forma a esta torpe nebulosa.
Tal vez con el tiempo reconocerán tu ahora cansado pero siempre orgulloso semblante, admirarán la belleza en tu ahora descolorido rostro y aunque nunca puedan como yo sentir la calidez de tus mimos, saborear contigo una victoria o encontrar consuelo en tu silencio se que no estas preocupada pues me convierto al lado de muchos amigos tuyos y por tanto míos en un susurro que vive entre muros y viaja amalgamado a tu recuerdo.
Solo me queda entonces agradecerte que guardaras mis secretos dentro, muy dentro, cumpliendo cabalmente tu promesa de ser por siempre la silenciosa protectora de mi historia. ¡Nuestra historia!
“Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas y lo se porque lo he intentado”
Ahora, después de observar el perenne vaivén de incontables fantasmas pareces estar lista para decirnos adiós también a nosotros, que resultamos ser sin querer, los últimos testigos de tu incansable lucha; Rapaces sobrevivientes y carroñeros insaciables que entre rabietas y lamentos inútiles fuimos elegidos para entregarte al verdugo.
No se si fuiste la gran amante, mucho menos la burguesa, la excusa o el pretexto, no se siquiera si alguna vez debí llamarte mía; pero aquí estoy, sin conocerte, tratando de buscar las palabras para describirte a sabiendas que solo nos resta un instante y conservo de ti una imagen que se fragmenta con el tiempo.
Suspiros e ilusiones, risas, lágrimas y malos chistes, enlazados con anécdotas parecen formar tu tímida silueta en mi cabeza, te recuerdo entre neblina de cigarro y carcajadas aunque tú fueras tan seria y no fumaras un carajo; Casi puedo identificar tu risa al fondo de una nota nacida del alma suspendida en el silencio u oír tu reproche en cada nota errada, reconociendo las distracciones o el cansancio y tu olor a madera y oxido, sutil huella de tus días de gloria, mezcla de ficción, realidad, mitos y vagos recuerdos de aquellos que te conocieron como pinceladas que tímidamente dan forma a esta torpe nebulosa.
Tal vez con el tiempo reconocerán tu ahora cansado pero siempre orgulloso semblante, admirarán la belleza en tu ahora descolorido rostro y aunque nunca puedan como yo sentir la calidez de tus mimos, saborear contigo una victoria o encontrar consuelo en tu silencio se que no estas preocupada pues me convierto al lado de muchos amigos tuyos y por tanto míos en un susurro que vive entre muros y viaja amalgamado a tu recuerdo.
Solo me queda entonces agradecerte que guardaras mis secretos dentro, muy dentro, cumpliendo cabalmente tu promesa de ser por siempre la silenciosa protectora de mi historia. ¡Nuestra historia!
“Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas y lo se porque lo he intentado”
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